En principio, tengo pensado dividir en dos partes mi exposición sobre las relaciones Norte-Sur respecto a este tema, en esta primera parte me centraré en este nuevo concepto de colonialismo de los países ricos sobre los pobres, buscando el aprovisionamiento de recursos limitados sobre todo. En la segunda parte escribiré sobre la “batalla” por las energías renovables, de entrada perdida ya por los países pobres y que creo está muy relacionada con este concepto.
Los países que no tienen los recursos que necesitan tratan de conseguirlos en otros países del mundo, dónde son ricos en materias primas pero pobres en dinero.
En el caso de Estados Unidos, China, Brasil y la Unión Europea, principalmente, esta busqueda de recursos se hace sobre todo a través de compañías privadas e inversiones extranjeras.
Muchos países en desarrollo se encuentran hoy ante una difícil situación, sus gobiernos tienen el control de minerales, metales, petróleo o tierras agrícolas, pero carecen de medios para desarrollar beneficios procedentes de su explotación.
Se les presentan tres opciones:
- Poner todos sus esfuerzos, recursos humanos, tecnología y capital, con frecuencia escasos, para convertirlos en fuentes de ingresos. Este es un camino lento y difícil.
- Otra opción es aceptar ayuda de organizaciones internacionales para que les asesoren en la explotación de sus recursos, como BM, ONU o FMI. Estas organizaciones imponen unas condiciones por su ayuda y además, supone endeudarse con ellas.
- Permitir la entrada de empresas e inversión extranjeras, incluso la venta de activos nacionales. Por ejemplo, la venta de la explotación de un campo de gas natural supondría unos recursos directos de 10 mil millones de euros para el gobierno del país, pero una vez extraído, su venta daría a la empresa poseedora de los derechos de explotación unos beneficios de 50 mil millones de euros. Ésta opción se elige en gran número de ocasiones ya que para el gobierno del país supone una entrada de dinero fácil para invertirlo de forma inmediata en beneficio de su pueblo, o desgraciadamente como ocurre en bastantes ocasiones, pasando a engordar las cuentas bancarias de sus dirigentes en bancos extranjeros. En Nigeria, por ejemplo, 300 millones de dólares procedentes del petróleo desaparecieron sin que el pueblo se beneficiase de ello.
En los últimos tiempos, países como Irak o Timor Oriental han elegido esta tercera vía para vender los derechos de explotación de sus campos petrolíferos.
Otro ejemplo es la compra de una empresa China de los derechos de explotación de una mina de cobre en Namibia por 27 millones de dólares.
Otras empresas están centrándose en comprar tierras en Angola, Uganda, Sudán, República Democrática del Congo y otros lugares.
Este nuevo colonialismo no es por la fuerza como antaño, los países pobres se están vendiendo al mejor postor.
Fuentes:
-“Futuros imperfectos” de Daniel Altman
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