sábado, 29 de junio de 2013

No se trata solo de crecer: las dos caras de Brasil

Con la elección de la Presidenta Dilma Roussef, Brasil quiso acelerar a través de diversas iniciativas el paso para presentarse no solo como potencia en  Latinoamérica, sino como potencia global beneficiándose de una buena imagen internacional gracias al ex presidente Lula da Silva y sus políticas de inclusión social: Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente RIO+20 en junio 2012, Conferencia Internacional contra la Corrupción en noviembre de 2012, Campeonato del Mundo de Futbol en 2014, Juegos Olímpicos en 2016, creciente protagonismo en el grupo de los BRICS, nombramiento de José Graziano da Silva para director general de la FAO, y de Roberto Azevedo para la OMC.

Brasil está entre los 15 países que más redujeron su “déficit de IDH” entre 1990 y 2012. El Índice de Desarrollo Humano representa el impulso de una definición más amplia del desarrollo y del bienestar que el nivel de ingresos (PIB per cápita) o la tasa de crecimiento económico (medido como variación del PIB), abarcando tres dimensiones básicas del desarrollo humano como son salud, educación e ingresos. Entre 1980 y 2012 el IDH de Brasil ha pasado desde el 0.522 hasta el 0.730 de la actualidad, lo que coloca al país en la posición 85 de los 187 países para los que se disponen datos comparables. El IDH de América Latina y el Caribe como región ha pasado del 0.574 de 1980 al 0.741 de la actualidad, por lo que Brasil se sitúa por debajo de la media regional.
El informe destaca el programa “Bolsa Família” creado en 2001 y el desempeño económico hecho por el gobierno en educación, salud y nutrición.
Además sobresalen entre otras medidas la creación de 15 millones de empleos formales, permitiendo por primera vez que Brasil tuviera más trabajadores formales que informales; y en especial la valorización real del salario mínimo durante el mandato de Lula, que permitió que los sectores menos favorecidos vieran sus ingresos aumentar 55 por ciento por encima de la inflación entre 2004 y 2010.

Los esfuerzos realizados por el gobierno deben reconocerse en su mejora de la disminución de la pobreza en Brasil, sin embargo, no permiten una transformación de las estructuras sociales ni generan alternativas para una inclusión social duradera de los más pobres y vulnerables, y no abordan el reto de la desigualdad. El aumento del salario mínimo a trabajadores de bajos ingresos y las transferencias directas del gobierno a través del programa “Bolsa Família” o “Fome zero” van dirigidos a personas con elevada propensión a consumir, lo que alimentaron a su vez la inflación que se encuentra sobre el 6’5%, con un crecimiento económico esperado este año del 2’5%, tras ser el año pasado de un 0’9. Respecto a la Tasa de cambio, la moneda brasileña perdió de 2008 a 2013 aproximadamente un 21% de poder de compra frente al dólar, lo que ha repercutido negativamente en la balanza comercial del país al aumentar el valor de las importaciones. Esto se puede corroborar en la web del Ministério do Desenvolvimento, Indústria e Comércio Exterior del Gobierno de Brasil.

Si bien han sido medidas han demostrado reducir la desigualdad salarial en la cola inferior de la distribución de los ingresos, los efectos globales en el total de la distribución son muy pequeños, ya que brasil sigue siendo el tercer país con peor distribución del ingreso de Latinoamérica por detrás de Guatemala y Colombia, y el segundo entre los BRICS únicamente por detrás de Sudáfrica, y la desigualdad no solo trae perjuicios económicos sino también sociales. Brasil sigue estando entre los 10 países más desiguales del mundo.
Cuando nos fijamos en los problemas sociales, especialmente en las áreas de la salud, la educación, la inclusión social y el mercado laboral, los puntos débiles significativos son visibles, como se refleja en el estudio BRICS de los Indicadores de Gobernabilidad Sostenible de la fundación independiente alemana The Bertelsmann Stiftung  , así como la elevada percepción sobre la corrupción política; por tanto no debe sorprender el descontento generalizado reflejado en las multitudinarias protestas aprovechando el evento de la Copa Confederaciones de fútbol. La subida de las tarifas de autobuses funcionaron como catalizador ante una situación que se ha recrudecido por los problemas de inflación, unidos a una baja tasa de crecimiento y un tipo de cambio más débil, que afectan al poder adquisitivo de los hogares, mientras los políticos se suben el sueldo.
En definitiva, Brasil llegará a la Copa del Mundo de 2014 sin haber hecho frente a reformas estructurales, con grandes inversiones en estadios que han absorbido recursos que debían mejorar servicios públicos como el transporte, la educación y la salúd, y una bajada en el poder adquisitivo de sus ciudadanos; el gobierno eligió prestigio internacional en detrimento de la calidad de vida de los brasileños.
Algunos datos clave para entender el contenido de las protestas y los problemas ya expuestos son:
 
- CORRUPCIÓN.- Algunos estudios muestran que la corrupción cuesta más de 40.000 millones de $ cada año, gracias a una asignación de recursos a menudo altamente ineficaz por el gobierno y los fondos perdidos en el camino. Brasil ocupa el 69 entre 174 países en el Índice de Percepción de la Corrupción 2012 de Transparency International, con una puntuación que indica problemas significativos con la corrupción. Algo que también se refleja en los obstáculos a la hora de hacer negocios en el país, ocupando el puesto 130 en el informe Doing Business de 2013 del Banco Mundial.
Incluso si se cuenta con la voluntad política necesaria, como muestra la presidenta brasileña al asumir en 2011 la co-dirección de la Asociación Gobierno Abierto que promueve una mayor transparencia del gobierno, de la Ley Ficha Limpia promovida por iniciativa ciudadana que impide que los ciudadanos condenados por participar en las elecciones y ser elegido para un cargo público o las condenas de más de 25 personas, incluyendo a los políticos de alto perfil en el gran escándalo de Mensalão de 2012, habrá que ver si Roussef cuenta con el capital político necesario para hacer frente a la corrupción local y regional. Ante el clima político contra la corrupción muchos políticos trataron de introducir leyes que harían más difícil que la Corte Suprema les condenase, pero debido a la proliferación de las protestas al comenzar la Copa Confederaciones, el proyecto de ley PEC 37 que impedía a la Fiscalía investigar casos de corrupción y violaciones de derechos humanos de personas pertenecientes al gobierno fue rechazado en el Parlamento con 430 votos en contra, de un total de 530.
 
- AGRICULTURA.- Es cierto que el gobierno aumentó el número de nuevas asentamientos rurales para los pequeños agricultores, el área ocupada por ellos en los últimos años es pequeña en comparación con la de la grandes propietarios que se benefician de las nuevas tecnologías, el acceso al mercado exterior y el recurso a mano de obra barata, a menudo en una situación de privación que se remonta a los días del Brasil colonial.

 - TRABAJO INFORMAL.- Pese a los avances en materia de protección social, según el informe Panorama Laboral 2011 América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo existe un muy alto porcentaje de trabajadores y trabajadoras aún no tienen ningún tipo de cobertura (42’1%) al no disponer de un contrato laboral, cuya relación laboral no se desarrolla conforme a las leyes, y por lo tanto carecen de acceso a los beneficios que se obtienen como resultado de las contribuciones a los sistemas de seguridad social, como el acceso a un seguro de salud, pensiones en la tercera edad, seguro de desempleo, salarios o asignaciones familiares, entre otros. El análisis indica que los altos niveles de informalidad laboral hacen que la protección frente a los riesgos sociales mediante los sistemas tradicionales de seguridad social de base contributiva resulte insuficiente, tanto en el presente como en el futuro, para alcanzar niveles reducidos de pobreza y desigualdad, aun en escenarios de crecimiento económico sostenido.

-EDUCACIÓN.- Brasil aparece en los informes como un país que presenta avances en el sector educacional, pero donde las medias dicen poco y que todavía tiene que hacer frente a grandes deficiencias. Existen profundas desigualdades entre regiones, contextos sociales, raza o color, lo que vuelve necesario un análisis más enfocado en la realidad de los grupos sociales y económicamente más vulnerables. En el contexto general, existe un gran déficit de profesores formados, millones de niños fuera de las escuelas, de jóvenes y adultos analfabetos además de otros tantos millones considerados analfabetos funcionales, ambientes escolares e infraestructuras inadecuadas y deficientes. Lo que gasta Brasil anualmente por alumno es poco mas de una cuarta parte de lo que gastan de media los países de la OCDE. 

- SANIDAD.- El Ministerio de Salud estima que Brasil tiene un déficit de médicos, y es uno de los países que menos gasta por ciudadano del mundo. Según el Consejo Federal de Medicina entre 2005 y 2012 se produjo una reducción del 10’5% de camas en los hospitales públicos, y afirman que los problemas se deben a la falta de financiación, tanto para infraestructuras físicas como para políticas de trabajo eficientes para trabajadores de la salud.

En un país que se vio estar haciendo progresos en la reducción de la brecha entre ricos y pobres, y en adoptar una postura seria contra la corrupción, los gastos de todo el Mundial han llegado a un punto sensible. Quieren saber por qué más de 13.000 millones de dólares se gastan para construir estadios de fútbol para la Copa Mundial de 2014, cuando tantas personas carecen de servicios básicos, incluso en ciudades que no cuentan con suficientes personas para ocuparlos, como por ejemplo en Manaus, en el corazón de la Amazonia; así como por qué los políticos están dándose a sí mismos aumentos de sueldo cuando la inflación está perjudicando a los pobres. 
Si bien es cierto que el Gobierno no es ajeno a las deficiencias del pueblo brasileño y lleva poniendo en práctica desde 2009 diversos Programas de Aceleraçõ do Crescimento (PAC), a través de fuertes inversiones en infraestructuras de todo tipo, fundamentales para aumentar el nivel de empleo del país y garantizar el desarrollo económico. Los recursos destinados al PAC estructurado por ejes pueden verse en el informe Desafíos 2013 del Gobierno de Brasil, entre los que se encuentran además de las inversiones en infraestructuras y obras públicas, diferentes programas como “Minha Casa, Minha vida” para asegurar el acceso a una vivienda digna para millones de brasileños; “Comunidade Cidadã” con inversiones en educación, salud, cultura y deporte y ocio, encaminados a resolver los enormes déficits en capital humano e infraestructuras y “Brasil Sem Miséria” para garantizar la inclusión de 16 millones de personas que viven en situación de extrema pobreza. 

Con los ojos puestos en la experiencia internacional la Presidenta Dilma Roussef dejó claro que las represión solo agudizaría los conflictos y aislaría al gobierno, el gesto de la presidenta de sentarse con los representantes del movimiento para discutir sus demandas tras las manifestaciones que hicieron patente que los endémicos problemas de desigualdad existentes en Brasil no se resolverán con la política asistencialista y de transferencia directa implementada por las sucesivas administraciones del PT, es solo el comienzo para reconducir la energía transformadora que se ha apoderado de Brasil hacia la superación de las miserias y desigualdades que aquejan al gigante dormido latinoamericano desde tiempos remotos, ¿se enfrentará Brasil definitivamente al reto de cambiar la estructura social del país y crear alternativas para la inclusión social que consigan reducir la desigualdad de una forma sostenible? En la Copa del Mundo de 2014, cuando los ojos de todo el mundo estén puestos en Brasil, los propios ciudadanos brasileños nos lo harán saber, no tengo dudas de ello. 


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lunes, 24 de junio de 2013

¿Por qué invertir en educación? Sin educación no hay futuro

Muchos autores han encontrado correlaciones más o menos fuertes que interaccionan en una compleja red entre la siguientes variables que en cada país y cada región de un país pesan e interactúan de distinta manera: Confianza en las instituciones, cultura cívica y asociatividad, confianza interpersonal, infraestructura física y energética, normas adecuadas y respetadas, estrategias regionales, estrategias de cluster, instituciones políticas, volumen y calidad de los instrumentos de gasto en I+D+I, educación a todos los niveles, innovación y competitividad, y equidad en la distribución del ingreso. 

Tras el continuo ataque que estamos sufriendo en España hacia la educación pública especialmente en la figura del Ministro de Educación José Ignacio Wert; sin duda una educación pública muy mejorable, pero siempre con el compromiso por la igualdad de oportunidades en su acceso, pues en la experiencia de cada uno inciden circunstancias particulares que son muy diferentes y pueden incidir muy negativamente en las posibilidades reales de formación para personas con situaciones desfavorables; lo que no quiere decir que no sean personas capacitadas y que “deberían estudiar otra cosa”; voy a exponer brevemente la conexión existente entre capital humano y crecimiento.
Si bien preferiría vincularlo con el desarrollo, como advirtiese el Nobel de Economía en 1971 Simon Kuznets "hay que tener en cuenta las diferencias entre cantidad y calidad del crecimiento, entre sus costes y sus beneficios y en el plazo corto y el largo. [...] Los objetivos de "más" crecimiento deberían especificar de qué y para qué”. Por tanto, sería conveniente tener en cuenta la calidad del crecimiento y no solo la cantidad, si queremos avanzar hacia un crecimiento sostenido que lleve a un desarrollo real, y no ficticio como años atrás con la burbuja inmobiliaria.
La percepción de esta relación no es ni mucho menos reciente. La idea de que cualquier economía, desde la más tradicional o rudimentaria hasta la más interconectada y tecnológica, es necesariamente una economía basada en el conocimiento de los individuos y agrupaciones de individuos que la componen queda reflejada en los textos económicos desde la fundación de la teoría económica. Adam Smith en “La riqueza de las naciones” ya señalaba que la mejora en la cualificación de los trabajadores es la fuente fundamental del progreso económico y del bienestar. Alfred Marshall en sus “Principios de economía” también insistía en que el capital más valioso de todos es el que se invierte en los seres humanos. Sin embargo, la mejor explicación de la importancia del capital humano en relación con el crecimiento proviene de un sabio proverbio chino que dice así: “Si haces planes para un año siembra una semilla; si lo haces para diez planta un árbol; si lo haces para los próximos cien años enseña al prójimo. Si siembras una sola vez recogerás una cosecha; si enseñas a quienes te rodean recogerás cien.” 

Ya en el modelo neoclásico de crecimiento de Robert Solow, Nobel de Economía en 1987; que toma el avance científico y tecnológico como exógeno; calculó a través del estudio del crecimiento en EEUU de la primera mitad del siglo XX que cuatro quintas partes del crecimiento norteamericano eran atribuibles al progreso técnico, debido no solo a la innovación tecnológica sino principalmente a la calidad de la mano de obra o capital humano. El análisis de Solow muestra que en los países avanzados la innovación tecnológica contrarresta los rendimientos decrecientes, obteniendo más producción, aún con la misma cantidad de capital y trabajo.
A mediados de los 80 y primera parte de los 90, los economistas Paul Romer, Robert Lucas y Robert Barro, entre otros, desarrollaron la “teoría de crecimiento endógeno” sin tomar como exógenos el progreso técnico, sino como resultado de una actividad competitiva derivada de mayores inversiones en educación, formación, investigación y desarrollo, es decir, en capital humano, y que éste tiene rendimientos crecientes, en contraposición del capital. Los resultados obtenidos en estudios en diversos países mantienen que el capital humano incide positivamente en la innovación y el conocimiento contribuyendo de manera significativa a potenciar el crecimiento.

Cuando los economistas hablamos de capital humano solemos referirnos al stock de conocimientos y de habilidades útiles a la producción que acumulan los individuos y las organizaciones, sean estas empresas o países. Sin embargo, el alcance del capital humano es muy amplio, ya que existen muchas repercusiones que trascienden el ámbito de las dinámicas productivas sin dejar por ello de ser repercusiones económicas. Al incidir y fomentar la expansión de las capacidades de los ciudadanos; como remarca otro Nobel de Economía, Amartya Sen; la mejora de su educación y formación les permite una mayor libertad e información para tomar unas decisiones más acertadas como consumidores, productores y ciudadanos, sirviendo como catalizador de cambios en la sociedad y permitiendo el desarrollo social.
Pero entonces, ¿por qué los políticos ante estos beneficios tangibles no deciden invertir más en educación y en capital humano? Al cortoplacismo característico de nuestros políticos que les hacer rehuir a la hora de acometer una inversión a largo plazo como es la educación se ha unido el afloramiento de su carácter autoritario en una época de graves dificultades, que precisa de una necesidad mayor de adoctrinar que de educar, buscando mantener un elevado nivel de desigualdad, factor que ralentiza el crecimiento como admiten desde principios del milenio instituciones internacionales como el Banco Mundial y el FMI. ¡NO PERMITAMOS QUE RECORTEN MÁS EN EDUCACIÓN, ES NUESTRO PRINCIPAL ACTIVO PARA CONSTRUIR EL FUTURO QUE QUEREMOS!

 
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miércoles, 19 de junio de 2013

Una estrategia económica a nivel territorial: cooperación, capacidad competitiva y emprendedurismo

Más allá de la estabilidad macroeconómica en el conjunto de Europa; dependiente hoy más que nunca de la coordinación de las políticas fiscales y de un modelo simétrico en política monetaria que pueda sobrevivir a largo plazo, no como la actual configuración del euro; y de la vital importancia de un marco global en torno a políticas estructurales en lo referente al mercado de trabajo, mercados financieros y medio ambiente, que tantas distorsiones ocasionan como estamos viendo en la actual crisis y sobre lo que no se han tomado decisiones en torno a regulación alguna, a pesar de ser cuestiones que se encuentran en el epicentro de los problemas a los que nos enfrentamos; es necesaria una estrategia económica que contemple la dimensión de la competitividad territorial para el desarrollo de las regiones de forma inteligente y sostenible.
Desde una perspectiva económica parece difícil repartir sin crear y por supuesto repartir más de lo que se crea, por lo que debe atenderse a una asignación eficiente de recursos que permita aumentar la productividad de los factores productivos y la competitividad, atendiendo a criterios de equidad y al principio de compensación de Kaldor, puesto que una medida económica nueva formará una mejor global siempre que los perjudicados con ella puedan ser compensados por quienes resulten beneficiados.

Las políticas públicas tienen un papel importante en la creación de un entorno favorable para la cooperación, la capacidad competitiva y el emprendedurismo; para la puesta en práctica de iniciativas empresariales que revitalicen el tejido productivo y creen riqueza y empleo, a través de la diferenciación de productos y servicios como vía para crear valor añadido. En este sentido, el libro del profesor de Universidade da Beira Interior João Leitão, “Pode Portugal ser competitivo e emprendedor?” aporta respuestas sobre la problemática del desarrollo territorial, que aunque centrado en Portugal; esencialmente en la subregión de Cova da Beira; pueden aplicarse a cualquier otro territorio.

El libro se divide en tres partes; comienza acometiendo las políticas públicas, competición e instituciones, centrándose en la consecución de una estrategia económica inteligente y sostenible para el sector primario, que incentive la entrada de jóvenes emprendedores y contribuya al fomento de concentraciones agro-industriales basadas en redes institucionales dotadas de escala productiva y competitiva en términos internacionales, así como un dominio efectivo de los canales de distribución. A la vez que se busca la sostenibilidad en el sector primario y la recuperación de las actividades agro-industriales utilizando una lógica espacial y de incentivos, se debería buscar ligar ésta a la producción de energías renovables, para lo que sería necesario remover los intereses que obstaculizan la competencia entre productores y vendedores de energía y que comprometen negativamente nuestra capacidad competitiva; algo que también ocurre con un sector como el de las comunicaciones, donde se plantea la fragmentación de las grandes empresas de comunicación en busca del interés público.
También aquí se aborda la cuestión de las ventajas comparativas, recuperando la lógica ricardiana para decidir estratégicamente cuales son las especializaciones productivas por las que debe apostar el país con el objetivo de mejorar el trade-off. Todo ello englobado en modelos dinámicos de triple hélice articulados para una mayor eficiencia y equidad.

La segunda parte del libro gira en torno a organización espacial y redes emprendedoras, donde se aborda la creación de parques de ciencia y tecnología, clusters, ciudades-región y living labs. Se debe buscar la intensificación de las relaciones intra-industriales sobre la forma de aglomerados industriales concéntricos y que permitan menores costes al nivel de las diferentes fases de la cadena de producción y en donde las universidades estén en el centro de este proceso, promoviendo nuevas formas de conocimiento e innovación, proporcionando una mayor adecuación de la investigación a las necesidades del mercado y la trasmisión del valor de la solidaridad. Todo ello permite crear una cultura de vigilancia tecnológica y responsabilidad social para atender anticipadamente las necesidades de la comunidad empresarial y de los ciudadanos, creando incentivos para que aumente la inversión empresarial en las instituciones de enseñanza superior que las haga más cualificadas y competitivas, gracias a la financiación mixta público-privada.
También se necesita constituir redes entre ciudades-región de similares especializaciones productivas y de investigación para intensificar las relaciones entre las mismas; sin rivalidades ni canibalismo; para que se erijan así en motores del crecimiento económico nacional y de una real convergencia económica y social de los territorios en términos sustentables.
En este apartado se trata además un tema controvertido como es la fusión de ciudades pequeñas que se encuentren a poca distancia, una cuestión que políticamente se encuentra con grandes obstáculos como podemos ver en España, pero que permitiría una mayor articulación y cooperación institucional entre los agentes públicos y privados y la disminución de costes en servicios considerados básicos y de interés público, evitando en muchos casos la duplicación de inversión pública con el consecuente despilfarro de recursos que podrían asignarse a otras partidas; alcanzando una mayor estructuración institucional y supranacional como vía para que las ciudades funcionen como verdaderos living labs.

En la tercera y última parte, dedicada al emprendedurismo y su importancia en el plano económico y social, el profesor João Leitão señala el papel determinante de los emprendedores en el proceso de destrucción creativa y la importancia de una estructura organizativa eficiente para provocar un impacto positivo de la capacidad individual para emprender evitando factores que paralicen tanto la capacidad innovadora como la empresarial y potenciando los determinantes que permitan aflorar tales capacidades.
En definitiva, este libro plantea cómo el desarrollo de agrupamientos de interés económico y de cooperativas de productores y distribuidores de gestión profesionalizada, la puesta en marcha de modelos de triple hélice, la creación de nuevas formas de organización espacial y de redes emprendedoras y la apertura de programas específicos que premien la creación de empresas con actividad económica ligada a los sectores primario y secundario son fundamentales para conseguir la revitalización del tejido productivo nacional, el desarrollo territorial y parar la fuga creciente de capital humano. Para ello será necesario evitar factores y comportamientos que paralicen la iniciativa individual y la capacidad innovadora y empresarial, como pueden ser la falta de cultura y gusto por el riesgo, la incompetencia técnica y humana, la repartición asimétrica del rendimiento disponible, los esquemas de estratificación social, las redes de influencia y la corrupción institucionalizada. ¿En qué medida obstaculizan tales vicios que se dan en nuestra sociedad estas iniciativas aquí proyectadas? Viendo la salud actual de la economía de España y Portugal y las enormes diferencias existentes entre regiones, hay mucho por hacer.


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domingo, 16 de junio de 2013

Globalización, crédito y empleo

Los políticos europeos deben conseguir para salir de esta larga crisis que se asoma a su sexto año y sin expectativas de mejora que el crédito vuelva a fluir y fomentar el gasto, para sortear el gasto privado insuficiente y utilizar así la capacidad productiva disponible; todo ello dentro de un marco institucional mundial que cambie el perverso rumbo actual de la globalización.

La solución habitual a la reactivación del crédito es inyectar capital en las instituciones financieras y así que el crédito vuelva a fluir hacia el resto de la economía productiva, algo que no se está consiguiendo como vemos en la falta de confianza, la desviación del capital hacía actividades especulativas muy rentables en una situación de incertidumbre como la actual o hacia destinos de escasa fiscalidad y legislaciones laborales y ambientales sin obstáculo alguno, y las continuas recapitalizaciones a las que asistimos desde el comienzo de la actual crisis, con pérdidas para las arcas públicas y sin la contrapartida de un mayor control por parte de los gobiernos de las entidades recapitalizadas; entidades cuya mala gestión estaba destinada a obtener altas remuneraciones a corto plazo, a pesar del alto riesgo e insostenibilidad y a grandes dosis de corrupción. ¿Y qué pasa con el Banco Central Europeo? No presta a instituciones no financieras, su tarea es hacer préstamos a las instituciones bancarias a bajo interés, que luego prestan a un interés bastante más alto consiguiendo un buen margen de beneficios; con la excepción echa con el Programa de Compra de Bonos Públicos lanzado en mayo de 2010 frente a la crisis de deuda pública de algunos de los países de la eurozona. 

Aún cuando este primer paso se consiga, seguiremos enfrentándonos a un problema de insuficiente demanda agregada. En momentos como el actual, el hueco dejado por el sector privado debe ser ocupado por el sector público, a través de los viejos estímulos fiscales keynesianos. La queja del subconsumo como culpable de los males de la ocupación se aprecia ya en autores mercantilistas como en inglés William Petty, que en 1662 justificaba “las diversiones, los espectáculos suntuosos, los arcos triunfales, etc” apoyándose en que sus costos entraban en los bolsillos de cerveceros, panaderos, sastres, zapateros y otros. Quien mejor representó estas ideas fue Bernard Mandeville en su fábula de las abejas con el poema alegórico “El panal rumoroso o la redención de los bribones”.
Un crecimiento en la propensión a consumir serviría, excepto en condiciones de ocupación plena de las que hoy andamos muy lejos con un elevado desempleo que supera el 27%; para aumentar al mismo tiempo el aliciente para invertir, puesto que las oportunidades de ocupación están necesariamente limitados por la extensión de la demanda total como señala John Maynard Keynes en su Teoría General, por lo tanto, estimular el gasto público será mejor que no hacer nada ante la parálisis de la iniciativa privada.

De no ser así, como hoy estamos viendo en la actual crisis con las políticas de austeridad puestas en marcha por los países así como por los insuficientes estímulos fiscales llevados a cabo en España o Estados Unidos, y que recientemente pondrá en marcha Italia en menor proporción, cuya baja efectividad viene dada por el escaso volumen de recursos utilizados y la corrupción institucional; una vez iniciado el descenso de la ocupación y el ingreso total, éste podría llegar muy lejos, pues establecer un nuevo equilibrio en una sociedad globalizada como la actual implica una caída libre de la que es complicado ver el fondo, ya que mientras exista alguien en el mundo con unas condiciones peores que las nuestras habrá margen para seguir cayendo, aún cuando exista un gobierno nacional con un programa de estímulo fiscal serio, apenas será un parche temporal. Sin unas instituciones internacionales y la existencia de cooperación que exige la globalización hoy, aumentará la brecha de desigualdad entre los más ricos y poderosos y el resto de la humanidad, como se puede apreciar en recientes informes de diversas instituciones internacionales, ello a costa del sacrificio y erosión de nuestros derechos y condiciones de vida que provocan una convergencia hacia quienes se encuentran en peor situación y no a la inversa, una globalización orquestada y llevada a cabo por una clase política que no sirve a los ciudadanos de ninguna parte del mundo, cuyo resultado será explotación y barbarie, muy alejados de la sostenibilidad y libertad efectiva que deberían promover las democracias actuales.

¿Cuánto más tardaremos en crear los incentivos para una democracia efectiva y el control y expulsión de nuestras instituciones democráticas de las élites extractivas que hoy nos gobiernan? No podemos aspirar a tener derechos económicos sin derechos políticos.


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