El revuelo en torno al rescate de Chipre y la mayoría de lo
escrito en los medios tanto oficiales como no oficiales, gira en torno a dos
cuestiones: la inseguridad jurídica sobre los depósitos menores a 100.000€ que
rompe con la legalidad vigente en la Unión Europea; y los intereses de los bancos
alemanes que quieren recaer sobre los ahorradores chipriotas las pérdidas
derivadas para los bancos alemanes de la quiebra de la banca de Chipre.
En estos días hemos visto multitud de manifestaciones,
declaraciones sobre la lucha de clases, el imperialismo, la avanzadilla de la
“revolución”, la confianza en el euro, de la metedura de pata del actual
presidente del EuroGrupo Jeroen Djisselbloom y la posterior rectificación sobre
gravar los depósitos inferiores a 100.000…pero, ¿Por qué se negoció esta
atípica medida en torno al rescate de Chipre? Nikos Anastasiadis, presidente
conservador chipriota pidió un préstamo
en torno a los 17.000 millones de euros, casi el 100% del PIB de Chipre; de
los cuales 10.000 irán a parar a los bancos, sistema vertebral de la economía
de la isla.
La decisión final parece ser que los depositantes con más de 100.000 euros serán quienes paguen el
rescate de los bancos chipriotas, junto con accionistas y tenedores de bonos, además del cierre de los bancos no solventes,
como el segundo más grande del país, el Laiki Bank ¿qué consecuencias tiene
para una pequeña isla en el mediterráneo que vive en buena medida del sistema
financiero, un paraíso fiscal dónde los activos bancarios son de siete veces el
PIB del país? Renunciar a ser un paraíso financiero, ¿y entonces qué pasará con Chipre? La reestructuración de un
sector bancario sobredimensionado no se plantea tarea fácil, habrá fuga de capitales, Chipre dejará de
ser un lugar seguro para los evasores y los blanqueadores de dinero que dejarán
de ir allí, y habrá despidos en masa. Esta debacle social para los
chipriotas será especialmente dramática para los empleados de los bancos liquidados, que perderán los fondos destinados
a sus pensiones y el seguro médico, a lo que el parlamento chipriota
pretende buscar una “solución”.
Aún es pronto para conocer como acaba el rescate chipriota y los
efectos que tendrá, pero me temo que el
sacrificio de Chipre deja Europa tal y como está, el capital que usaba la
isla como centro off-shore se moverá hacia algún otro paraíso fiscal y los
ciudadanos chipriotas serán los únicos perdedores; aunque también este
“autorrescate” indica una nueva política para los rescates bancarios a la que
se viene siguiendo en Europa, alternativa a la socialización de pérdidas, cuestión que no es nueva sino que ya existía desde el principio, pero no se ha querido llevar a cabo y está por ver que se practique a partir de ahora. ¿Y los ahorros de los depositantes de menos de
100.000 euros? También para ellos, el futuro se presenta incierto y las
pérdidas, mayores o menores según las circunstancias individuales, parece serán
mucho más cuantiosas que la tasa de 6’75 % que pretendía negociar el presidente
chipriota, acabando con la garantía de los depósitos menores de 100.000 euros,
para no sacrificar su modelo de país.
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