Esta entrada
me he animado a escribirla al ver, durante estos días, cómo circula por la red la
traducción de un artículo de David Graeber en el medio de comunicación inglés “The
Guardian”, donde el principal mensaje es la popular y errónea consigna de que “el dinero es deuda”. Este
hombre, antropólogo de formación (cabe decir que no tengo nada contra los
antropólogos, ni contra su área de investigación y métodos, todo lo contrario),
se basa en una publicación del Banco de
Inglaterra en la cual se trata de explorar algunos mitos o creencias falaces sobre
la creación de dinero ampliamente difundidas, donde remarcan que el dinero
actual es dinero crédito, generado por los bancos privados, muy diferente a la
noción de dinero mercancía de los modelos neoclásicos actuales, los cuales
toman el dinero como exógeno en un sistema donde los bancos son meros
intermediarios. Hasta aquí bien, pero hay más, un proceso por el cual se
explica el proceso de creación de dinero y le da la característica de flujo, y
no de stock, que parece habérsele olvidado a David Graeber, claro que así visto,
el titular y el atractivo de su brillante y audaz “descubrimiento” no sería
tal.
Mi crítica va
a estar fundamentada a través de una breve exposición de lo que se conoce como Teoría Monetaria del Circuito, en la
cual, como señala el Banco de Inglaterra, también el dinero es endógeno, por lo cual no puede ser fijada su cantidad de manera arbitraria por el Banco Central,
siendo fundamental para el proceso económico al permitirse crear dinero conforme
lo demanda la economía. Esta teoría es
contraria a quienes apoyan la vuelta al patrón oro o el requerimiento de
reservas del 100%, situaciones ambas que estrangularían la actividad económica
y aumentarían la competencia por la escasez de dinero, creando graves distorsiones
en la distribución y agravando los conflictos entre grupos sociales, por lo
cual, no es de extrañar que sean éstas propuestas hechas por grupos englobados
dentro de la ideología neoliberal. De aquí se deriva además, que la causalidad
comúnmente publicitada de que la inflación es ocasionada por una excesiva tasa
de crecimiento de dinero, es errónea, yendo en realidad en sentido opuesto.
Así, es la tasa de crecimiento de los precios y de la producción lo que va a
incidir sobre la tasa de crecimiento del stock de dinero, y por tanto, la
inflación debe explicarse por otros factores.
La oferta de dinero se halla determinada
por la demanda de créditos y las preferencias del público, invirtiendo la
causalidad neoclásica donde el ahorro precede a la inversión, y donde la
relación entre bancos y empresas rompe la dicotomía clásica entre economía real
y monetaria, acercándose a lo que denominó Keynes como una Teoría Monetaria de la Producción. Se
subraya la naturaleza del dinero como
deuda, siendo éste una variable flujo, no stock, puesto que se crea y se
destruye con la concesión y cancelación de créditos bancarios, concepto muy
diferente de la propaganda ultraliberal en la que han caído supuestos “revolucionarios
anticapitalistas” de manera ignorante, gracias a documentales como Zeitgeist,
Money as debt, o The money masters, y que toma como punta de lanza una falacia
bien conocida en Internet, que el dinero es deuda, obviando todo el proceso del
dinero como flujo explicado muy bien por los circuitistas francoitalianos, con
referencia obligada a autores como Parguez, Graziani, Rochon y Secareccia,
aunque también destacan en este aspecto otros, como los norteamericanos como
Davidson, Moore y Lavoie, entre otros. Todos ellos se encuadran dentro de enfoque postkeynesiano de la Economía (fuera de la
corriente neoclásica en la que sí están neokeynesianos y nuevos keynesianos),
cuyos principales antecedentes son Keynes y Kalecki, si bien están presente
otros como Schumpeter, Wicksell, Minsky y buena parte de economistas de
Cambridge a quienes se les considera iniciadores de esta escuela como Kaldor,
Robinson, Sraffa y Pasinetti. La referencia a diversos autores y temas de
investigación de esta escuela puede dificultar su delimitación, sin embargo
puede observarse un núcleo común como han sugerido Eichner (1984), King (2002) y
Lavoie (2005) (he puesto estos autores porque son quienes tienen publicados
libros en castellano con una introducción a la Economía Postkeynesiana).
Para explicar
muy brevemente la Teoría
del Circuito Monetario, me basaré en el libro “La fragilidad financiera del
capitalismo”, coordinado por los profesores del departamento de Economía
Aplicada y Finanzas de la
Universidad de Castilla-La Mancha Oscar de Juan y Eladio
Febrero, concretamente en el capítulo de éste último titulado “Inestabilidad financiera, una
interpretación desde la óptica de la Teoría Monetaria del Circuito”
(recomiendo a quien esté interesado ir a la fuente, por los errores que yo
pueda cometer en sintetizarlo o al introducir comentarios míos sobre ello, pese
a que intentaré reproducir lo dicho por este autor con la mayor exactitud
posible, lo que en alguno de los párrafos haré prácticamente de forma literal).
Así, en un sencillo modelo en el cual se consideran dos sectores productivo y
sin sector público:
En la figura de
arriba, tenemos que la flecha con un (1) se corresponde con la fase de flujo; la
numero (2) con la fase de circulación; la (3) al pago de salarios a los
trabajadores del banco, con cargo a los intereses a cobrar al prestatario; (4)
ilustra la fase de reflujo; (5) corresponde a la fracción de ahorro de los
trabajadores que se deposita en los bancos; y (6) a lo que los trabajadores
envían a los mercados financieros.
S. Bk (sector
que produce bienes de capital) va a comenzar un nuevo proceso de producción y
el nivel de producto a enviar al mercado va a depender de sus expectativas de demanda
efectiva. En función de estas, solicita un crédito al banco (privado) para
pagar los salarios de sus trabajadores (Lk). El banco concede tal crédito,
creándole un depósito emitiendo deuda contra sí mismo con el objeto de que se
“monetice” una transacción entre terceros (S. Bk y Lk). Suponemos que los
trabajadores emplean su salario completamente en la adquisición de bienes de
consumo, producidos por S. Bc, sector que utiliza la liquidez recibida mediante
la venta de su producto a Lk, para pagar salarios a sus trabajadores Lc que, a
su vez, también la emplearán en adquirir bienes de consumo. Con la liquidez de
vuelta en S. Bc, este sector puede emplearla en la adquisición de bienes de
capital necesarios para producir más bienes de consumo en el siguiente período
de producción. Así, la liquidez va a S.Bk, que la obtiene mediante la venta de
su producto a S.Bc, lo que permite al prestatario estar en disposición de
devolver la deuda contraída inicialmente con el banco, desapareciendo de un
modo simultáneo el crédito y el depósito. Lo expuesto en este párrafo debe
dejar claro que el dinero no es una variable stock, sino un flujo que se crea con la concesión de
créditos y se destruye con la cancelación de las deudas, sin embargo quedan
cuestiones pendientes.
¿Cómo se pagan los intereses bancarios?
En el momento en que el banco concede el crédito a S.Bk, crea un depósito por
valor M’=M (1+i), pero solo pone a disposición del prestatario un montante de
dinero M (=wLk.). De este modo, el balance bancario se ve aumentado, y ahora el
banco puede remunerar los factores necesarios para su operatividad (en este
sencillo ejemplo suponemos que el banco solo requiere trabajadores) en una
cuantía iM. Si los trabajadores del banco (Lb) gastan todos sus salarios en
bienes de consumo, esta liquidez va a ir a parar a S.Bc, y este sector la va a
utilizar para adquirir bienes de capital, de modo que dicha liquidez va después
a las manos de S.Bk. De este modo, este último sector puede pagar el principal
más el interés.
¿Qué ocurre si hay ahorro de los agentes?
Desde la óptica del circuito se considera la posibilidad de que los agentes
tengan dos alternativas para conservar sus ahorros: depósitos bancarios o
activos financieros empitados por las empresas, que dependerá de la preferencia
por la liquidez de los ahorradores. Quedaría tanta deuda por pagar como dinero
han ahorrado los trabajadores, sin embargo imaginando que la preferencia por la
liquidez es nula, todos los ahorros irían destinados a la adquisición de
títulos financieros, permitiendo adquirir a las empresas no financieras por
ésta vía lo que dejan de adquirir por la venta de sus productos, por lo cual de
esta forma el circuito vuelve a cerrarse. Sin embargo, si los agentes desean
mantener una fracción de sus ahorros en forma de depósitos bancarios, quedarían
deudas pendientes de pago, apareciendo una fase adicional de intermediación
bancaria donde las empresas refinancian su deuda convirtiéndola en deuda a
largo plazo, utilizando los bancos para ello los depósitos de los ahorradores.
Debe quedar claro que los depósitos bancarios son consecuencia de la fase de
flujo, en contradicción con lo establecido a la teoría monetaria convencional.
Introduciendo un elemento institucional
en el sistema descrito como es un Banco Central, sigue siendo válido que
los créditos crean los depósitos y que la cantidad de dinero está determinada
por la demanda de crédito y por tanto,
es endógena. Suponiendo que el Banco Central exige a los bancos privados un determinado volumen proporcional de
reservas sobre los depósitos bancarios, ¿de dónde salen éstas? El banco
privado no puede crear un depósito adicional al que conlleva el crédito, sino
que pide las reservas prestadas al propio Banco Central, pagando un determinado
tipo de interés fijado por éste de forma
exógena, en proporción al montante del crédito, manteniendo al final del
circuito únicamente como reservas la proporción a depósitos mantenidos por
familias. Como se aprecia, las reservas
no suponen una restricción a priori, sino que aparecen a posteriori. El
Banco Central puede alterar las condiciones en que presta las reservas
modificando el tipo de interés, pero no se negará a jugar el papel de
prestamista de última instancia si ello es necesario para evitar una crisis de
confianza que colapsaría el sistema financiero, y luego penalizará al banco en
cuestión.
Si no hay límite a la creación de crédito,
¿significa que los bancos juegan un papel puramente pasivo operando como meros
acomodadores de la demanda de crédito? No, los bancos deniegan créditos (o
deberían para su supervivencia) a aquellos potenciales prestatarios que no
presentan avales de suficiente garantía, además de estar sujetos a la supervisión
bancaria del Banco Central (cuestión que presenta problemas por la opacidad e
ingeniería contable en los balances de los propios bancos privados y la
descoordinación entre Bancos Centrales para compartir información de los bancos
privados que operan bajo su área de influencia). En cualquier caso, la posible
no acomodación de la demanda de crédito no tiene nada que ver con restricciones
exógenas de fondos prestables.
La inestabilidad financiera puede surgir,
sin ser la única explicación ni ser excluyente con otras posibilidades, con un crecimiento desigual del mercado de
bienes y servicios, por un lado, y del mercado financiero, por otro. Si
aparecen estímulos a tomar dinero a crédito con la finalidad de invertir en
mercados financieros, por motivos especulativos, es decir, con la finalidad de
adquirir activos para venderlos posteriormente a un precio superior, ello
provocará un aumento en el precio de éstos, aumentando la brecha con los tipos
de interés y dando lugar a un incremento mayor del optimismo, dado que el coste
del crédito es inferior a la ganancia que se obtiene de su uso. Conforme avanza
la situación, el ritmo de expansión de los mercados financieros presenta un
ritmo superior al del mercado de bienes y servicios (y mayor todavía que el de
los bancos), inflándose el precio de los
activos financieros (aquí también podríamos poner el ejemplo de los activos
inmobiliarios) por encima del crecimiento de los beneficios derivados de la
actividad de las empresas no financieras. Las empresas emplearán sus beneficios
derivados de su actividad no financiera en la adquisición de activos financieros
con fines especulativos, lo que en el acto provocará una “moderación” del
crecimiento del sector no financiero, que no podrá mantenerse durante mucho
tiempo. La razón del desplome es que
las empresas siguen endeudándose, pero no con la finalidad de expandir la
capacidad productiva, el dinero se crea
(fase de flujo) pero no circula por el circuito real, sino por el
financiero, lo que no da lugar a aumentos de gasto y producción (o al menos, no
de forma automática, salvo que las ganancias realizadas en el mercado
financiero se empleen en gasto en bienes y servicios). El flujo de retornos en
el mercado de bienes y servicios deja de ser suficiente para devolver los
créditos, provocando a los prestatarios la necesidad
de desprenderse de algunos activos, con la finalidad de obtener liquidez.
Si el ritmo de venta de activos provoca una cierta reducción en el aumento de
los precios, algunos especuladores pueden verse tentados a seguir la corriente
vendedora. Si algunos prestatarios no consiguen vender sus activos financieros
a un precio superior al que los adquirieron, van a tener serios problemas para
devolver los créditos, lo que se traducirá en incobrados para el banco. Esto,
al mismo tiempo, puede provocar un aumento en la preferencia por la liquidez de los bancos (esto es, aumento de la
percepción de riesgo de los créditos, por lo que o bien se niegan a prestar o
lo hacen a un tipo más alto). La dificultad creciente para encontrar créditos
puede entorpecer la actividad del sector real, provocando un desplome
generalizado, haciéndose imprescindible la actuación de un agente (en este caso
el Banco Central, aunque también puede ser el Sector Público mediante déficits)
que, a consecuencia de la falta de
demanda efectiva, torna ilíquidos los activos de los bancos por la falta de
beneficios de los prestatarios, llevando a los bancos a no conceder créditos a
empresas, lo que se traducirá en mayores problemas de demanda efectiva.
Vuelvo a
incidir en que quien esté interesado vaya a la fuente de donde he sacado lo
aquí expuesto y que pongo más arriba. Espero haber sintetizado las ideas de forma
que quede plasmado que el dinero no es deuda tal y como se ha extendido por Internet,
en especial por culpa de una serie de documentales que esconden una ideología
ultraliberal, los cuales han sido profunda y agresivamente analizados en el blog Chemazdamundi, que recomiendo
echar un vistazo por su esfuerzo por desenmascarar algunas de las teorías
conspiranoicas que circulan por la red, y cuyo sencillo y atractivo mensaje,
atrae a incautos por doquier.
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